miércoles, febrero 11, 2009
VEREMOS EL EL GLACIAL PERITO MORENO
Desde el Hotel Michelangelo leo sobre la historia del glacial que visitaremos esta mañana. En 1867 Luis Piedrabuena, instalado desde 1859 con permiso del Gobierno Argentino de la isla Pavón, despacha una comisión formada por J.B. Gardiner, J. Mac Dougall, J. Hansen y Mrs. Perterson al mando del primero. Remontan a caballo el valle del río Santa Cruz y descubren el lago, sin darle nombre pues suponen que es descubierto por Viedma en 1782.
En 1873 el Teniente de marina Valentín Feilberg miembro de la tripulación del pailebote “Chubut” al mando del capitán Guillermo Lawrence remonta en el río Santa Cruz hasta el Lago; como deduce éste es el Lago Viedma ya descubierto antes, tampoco lo bautiza.
En 1877 el 15 de Febrero, Moreno y Mayo “redescubren” al Lago, verificando que no es el ya conocido Lago Viedma sino otro, aún mayor y más hermoso en paisaje, Juan Hilario Lenzi en su libro sobre Moyano describe los prolegómenos y detalles del descubrimiento: el 28 de Junio de 1876. Piedra Buena y Moyano envían al Ministro de Relaciones Exteriores un informe sobre las perspectivas del Valle del Santa Cruz a consecuencia del cual se encomienda al joven oficial de la Marina la exploración de dicho río y del río Chico. El 22 de Diciembre llega a la Isla Pavón el Perito Moreno, encargado de la observación científica, por encargo del Presidente Avellaneda. Justo, Moyano y Moreno parten del Monte León con cinco ayudantes en una lancha ballenera de cinco (5) metros y medio de largo, lanzándose corriente arriba el 15 de Enero de 1877; dos días después pasan frente al paradero indígena Chikerok-Aike y allí pernoctan, para seguir adelante hasta el 5 de febrero, día en que llegan al paso de Yaten-Huajen. El 14 del mismo mes Moreno se adelantó y llegó hasta el Lago esperando a Moyano que llegó al día siguiente y entonces fue cuando ambos bautizaron a aquel con el nombre “Argentino”
BAAR FUNFUN
Mercado del Puerto, lugar que ningún visitante de Montevideo puede obviar, no solo por lo curioso de su arquitectura, ni tampoco por lo cosmopolita de sus visitantes y ni tan siquiera por las carnes que en sus numerosos restaurantes parrilleros que alberga se pueden disfrutar…El viejo mercado es un icono mas de Montevideo.
Tras comer allá, uno de los varios días en que lo hicimos, a la salida descubrimos una galería de arte en cuyo escaparate estaba expuesto un precioso óleo que representaba, en un estilo propio de Modigliani, a una pareja bailando Tango. Entramos, preguntamos y miramos. Y por casualidad estaba el pintor con el que pudimos conversar. Hablamos de arte, de Modigliani y de Tangos. De la conversación surgió el nombre de un restaurante-espectáculo, el Baar Fun Fun, lugar tanguero en cuyas paredes había obras suyas.
Fuimos esa misma noche, y conseguimos mesa gracias a citar su nombre. Excelente velada musical, pésima cena y precio de Folie Bergere…El Fun-Fun, merece un libro más que un comentario. Es incomparable, tiene mas de 100 años (inauguro en 1895), es un bar, museo, tangueria, y un monumento viviente de la historia de Montevideo. Figura en todos las guías turísticas como lugar imperdible para visitar. Recientemente la presidente de Chile Bachelet con su comitiva cenó en el Baar Fun-Fun por solicitación especial de la primera mandataria. Si Bachelet en visita oficial al Uruguay elige cenar en Fun-Fun este lugar merece con más que cariño nuestra atención. Además, es el único lugar donde degustar una “uvita” (joya etílica), esta bebida es creación de su fundador Don Augusto Lopez, se elabora bajo una formula patentada y secreta (un secreto tan bien guardado como el de la Coca Cola), solo la puede vender el Baar Fun-Fun. La uvita de por si sola es razón suficiente para ir a Fun Fun. La bebida se hizo celebre por sus seguidores, como Carlos Gardel que en 1933 le dedico un tango, Pedro Figari, Julio Sosa, Anibal Troilo, Tita Merello, Rosa Luna, Martha Guiarte, Carlos Sole, cuyos testimonios se encuentran entre los cientos de cuadros y objetos que tapizan las paredes. En una atmósfera así, sentado en sillas Thonett o acodado en su original mostrador de estaño, una pizzeta maridada por uvitas tiene la equivalencia gastronomica a un Carpaccio de Ternera en el Harrys Bar de Venecia acompañado por un Brunello Di Montalccino. La comida no tiene un rol protagónista es apenas un complemento de la fiesta pero si fue al lugar pensando en cenar, de entrada puede pedir uno de los 4 tipos de picadas (Carlos Gardel, Goyeneche, Piázzola, Peloduro, todos nombre de antiguos clientes famosos del local) son mas folklóricas que apetitosas, en estilo plato principal encuentra cuatro tipo de pizzetas que son degustables o los “cambalaches”: milanesas, papas fritas, pastas, lehmeyun o empanadas, que ayudados por las uvitas se convierten en manjares.
Vecinas de mesa en el Baar Fun-Fun dos argentinas que pasaron la noche espantando moscones locales, de persistencia depredadora pero escaso éxito. Supongo que les debimos enviar mentalmente algún mensaje inconsciente de nuestro apoyo en su lucha por sobrevivir al asedio.
VOLANDO HACIA EL CALAFATE
Escribo esto el Martes 10 de Febrero, por encima de las nubes, a bordo de un avión de Aerolíneas Argentinas que nos lleva de Buenos Aires con destino a El Calafate, vía Bariloche. Cerca de las 13 h, hora local. El viaje que nos está permitiendo conocer el cono sur americano, ha superado su primer tercio, dedicado hasta la fecha en exclusiva a la Republica Oriental de Uruguay.
Desde hoy y hasta el lunes que viene vamos a bajar hasta latitudes casi antárticas, para visitar glaciales, para luego subir hasta las cataratas de Iguazú, que veremos tanto desde el lado argentino como del brasilero. En una semana pasaremos de temperaturas cercanas a los 0 grados, al calor del trópico.
Posteriormente el plan es quedarnos una semana en Buenos Aires, en casa de un colega que nos brinda su hospitalidad en la capital porteña.
El final del viaje será tomar el Buquebús que cruza el Río de la Plata y volver de nuevo a Colonia de Sacramento en Uruguay. Pasaremos el fin de semana, para acabar el viaje en Montevideo y de ahí de vuelta a España.
La primera parte del viaje no ha podido ser más productiva. Ha salido todo rodado, como en un guión cinematográfico. Para mi un viaje perfecto ha de ser un punto de equilibrio entre arquitectura/paisaje, gastronomía, compras y gente. No nos ha faltado ningún ingrediente. Y gran parte del éxito hay que agradecerlo a nuestra lengua común, que tanto agradeces cuando andas por estos territorios…Hemos disfrutado de compañías muy enriquecedoras, y sobre todo hemos sido acogidos, allí donde dieron nuestros huesos, con una enorme cordialidad.
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