Desde el origen de los tiempos, los enchufes de todo el mundo han tenido una dificultad insalvable: era casi imposible electrocutarse con ellos. Por fortuna, contamos con visionarios como la gente de Art Lebedev para solucionar estos engorrosos problemas con productos innovadores como el adaptador para dedo Vilkus.
Basta con meter los dedos en los receptáculos al efecto e insertar el Vilkus en el enchufe que más rabia te dé, y recibirás una relajante descarga de voltios por todo tu cuerpo.
El kit viene además con adaptadores para Europa y Estados Unidos, de forma que no te quedes sin tu chute cuando vayas de viaje, y cuando lo emparejas con un Rozetkus contarás además con un cortocircuito para ti y toda la familia.
