viernes, abril 03, 2009
PABLO
Pau es mi hijo adolescente. Es el espejo donde mirarme y verme a mi hace treintaimuchos años.
Es un tío inteligente, con un universo interior inmenso y que se aburre de la monotonía y de lo obvio.
A sus 17 ni fuma ni bebe, y con convicciones bajo las que nunca lo hará.
Anda un poco difuso, en una dispersión adolescente, de la que seguro saldrá enriquecido.
Pero es un tío integro. Un buen hijo, para unos padres menos que regulares y a los que da cien vueltas.
Hemos estado algo distanciados porque terceras personas nos lo han puesto algo difícil, pero ahora parece que reiniciamos una fase distinta. Y todo ello, gracias a una Uña Incarnada...
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