miércoles, febrero 11, 2009

BAAR FUNFUN


Mercado del Puerto, lugar que ningún visitante de Montevideo puede obviar, no solo por lo curioso de su arquitectura, ni tampoco por lo cosmopolita de sus visitantes y ni tan siquiera por las carnes que en sus numerosos restaurantes parrilleros que alberga se pueden disfrutar…El viejo mercado es un icono mas de Montevideo.
Tras comer allá, uno de los varios días en que lo hicimos, a la salida descubrimos una galería de arte en cuyo escaparate estaba expuesto un precioso óleo que representaba, en un estilo propio de Modigliani, a una pareja bailando Tango. Entramos, preguntamos y miramos. Y por casualidad estaba el pintor con el que pudimos conversar. Hablamos de arte, de Modigliani y de Tangos. De la conversación surgió el nombre de un restaurante-espectáculo, el Baar Fun Fun, lugar tanguero en cuyas paredes había obras suyas.
Fuimos esa misma noche, y conseguimos mesa gracias a citar su nombre. Excelente velada musical, pésima cena y precio de Folie Bergere…El Fun-Fun, merece un libro más que un comentario. Es incomparable, tiene mas de 100 años (inauguro en 1895), es un bar, museo, tangueria, y un monumento viviente de la historia de Montevideo. Figura en todos las guías turísticas como lugar imperdible para visitar. Recientemente la presidente de Chile Bachelet con su comitiva cenó en el Baar Fun-Fun por solicitación especial de la primera mandataria. Si Bachelet en visita oficial al Uruguay elige cenar en Fun-Fun este lugar merece con más que cariño nuestra atención. Además, es el único lugar donde degustar una “uvita” (joya etílica), esta bebida es creación de su fundador Don Augusto Lopez, se elabora bajo una formula patentada y secreta (un secreto tan bien guardado como el de la Coca Cola), solo la puede vender el Baar Fun-Fun. La uvita de por si sola es razón suficiente para ir a Fun Fun. La bebida se hizo celebre por sus seguidores, como Carlos Gardel que en 1933 le dedico un tango, Pedro Figari, Julio Sosa, Anibal Troilo, Tita Merello, Rosa Luna, Martha Guiarte, Carlos Sole, cuyos testimonios se encuentran entre los cientos de cuadros y objetos que tapizan las paredes. En una atmósfera así, sentado en sillas Thonett o acodado en su original mostrador de estaño, una pizzeta maridada por uvitas tiene la equivalencia gastronomica a un Carpaccio de Ternera en el Harrys Bar de Venecia acompañado por un Brunello Di Montalccino. La comida no tiene un rol protagónista es apenas un complemento de la fiesta pero si fue al lugar pensando en cenar, de entrada puede pedir uno de los 4 tipos de picadas (Carlos Gardel, Goyeneche, Piázzola, Peloduro, todos nombre de antiguos clientes famosos del local) son mas folklóricas que apetitosas, en estilo plato principal encuentra cuatro tipo de pizzetas que son degustables o los “cambalaches”: milanesas, papas fritas, pastas, lehmeyun o empanadas, que ayudados por las uvitas se convierten en manjares.
Vecinas de mesa en el Baar Fun-Fun dos argentinas que pasaron la noche espantando moscones locales, de persistencia depredadora pero escaso éxito. Supongo que les debimos enviar mentalmente algún mensaje inconsciente de nuestro apoyo en su lucha por sobrevivir al asedio.