Y ayer finalmente llegó el día de dar el Taller de Deontología y Medicina Legal para Pediatras.
Salí de casa nada mas almorzar, con el ánimo de llegar pronto al hotel y prepararlo todo. Encontré el lugar con facilidad. Es la típica finca rural reconvertida en hotel rural de lujo. Muy bonito. Pequeño, pues solo tiene 15 habitaciones, que ocupamos nosotros.
Monte ordenador y cañón de vídeo, repasé la conferencia...Y mientras llegaban mis alumnos le enseñe a Barbara, la delegada del laboratorio organizador del evento, y a su jefe mi viaje al cono sur del mes de febrero.
Manel, el jefe, incluso le hizo fotos a la pantalla para enseñárselas a su mujer, porque quiere llevarla a Iguazú.
El director del hotel que andaba por la sala es un argentino de una ciudad debajo de Bariloche, cuyo nombre no acierto a recordar. Lleva 4 meses aquí, y también se quedó a ver el vídeo. Su mujer es internista y encontró trabajo en el Hospital de MANACOR.
Fue llegando la gente, algunos tarde, porque se perdieron y eran casi las 8 cuando comenzamos la charla. Se prolongó por 2 horas, porque preguntaron muchísimo, y contaron algunas de sus experiencias con la Administración de la Justicia.
Después cenamos opíparamente y tras la cena hubo velada musical, con tangos incluidos. Pues una compañera de Valladolid, que trajo su guitarra es muy aficionada al estilo rioplatense de ver la vida.. También yo toqué un poco esa canción que comencé a componer en la guarida bonaerense de Avda. Córdoba 1336...Aquella en la que mi amigo Txema, tras oírme un buen rato, evacuó la famosa frase de ¡¡¡Cambia ya el acorde!!!
Nos acostamos cerca de las 2, con la idea de levantarnos a las 5,30 para ir al globódromo y volar a las 6,15-6,30.
Dormí mal. Levantada de madrugada. Y estaba diluviando. Vuelo suspendido hasta nueva fecha. Vuelta a la habitación...Y hasta que en nueva fecha volvamos a intentar de nuevo el vuelo con mejores condiciones meteorológicas.